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Semana Santa desde Sevilla

   

miércoles, 26 de diciembre de 2007

A Mari Carmen y a mis niñas del Chat

A Mari Carmen y a mis niñas del Chat
Para que sus ojos siempre alumbren
el camino de la vida

Llego de la tarde al mar de tus ojos,
donde la vida fluye ávida de tesoros.
Te busco en la pupila admirando mi destino
y quiero ir siempre donde me lleve su camino
tortuosa senda que hasta aquí te ha traído
y a mi me ha alumbrado cuando perdido
cuando desorientado, mis manos aireaba
buscando un apoyo que no encontraba.

Rayo de luz, esperanza que alumbra
el corazón dormido en la penumbra,
centelleante la espada que invasora,
en mis entrañas es llama abrasadora
que devora, cual ascuas lentamente
con agónico tormento mi pobre frente,
que desarma mi alma, que deja desnudo
mi corazón de piedra oscuro y mudo.

Relámpago que en la tormenta ilumina
el sendero oscuro a aquel que camina.
Faro iluminante que alumbra el destino
al barco que se zarandea en el torbellino.
y su brillo orienta en la profunda niebla
al que perdido en ella de miedo tiembla.
Que son tus ojos niña negro azabache
el oro más puro que se despache


Traes el calor a la alcoba desangelada
fría de ilusión, del amor desencantada
y cariciosos tus ojos todo lo envuelve de besos
de armónica pasión y enamorados versos.
Embriágame de ellos, sacia la sed de su reflejo
que me vea siempre en ellos sin un complejo
que quiero tenerlos siempre enfrente
para que tú me tengas, mi vida, siempre presente.

Luís C. R. 26/12/2007

A la mujer que rie

Este poema se lo dedico a mi amiga Esfera, para que siempre este igual y nunca cambie.
A LA MUJER QUE RIE
Tan sólo una sonrisa de Pepi podría
enjugar por completo toda lágrima mía,
y esparcir por la tierra como semillas nuevas
el aroma a jazmines que sus labios conllevan.
Cada risa que vierte es fiesta de campanas
que oscilan sus badajos al nacer la mañana
dibujando sonidos que perdidos al vuelo
se mecen como alondra que va escrutando el cielo.
¿No has observado, acaso, cuando en las tardes ríe
y no queda, en el aire, ángel que no la mire,
no escuchaste siquiera los murmullos silentes
que impone -con su gesto- al paso de la gente?
¿Jamás has percibido en las calles desiertas
el eco delicado de sus risas alertas,
la canción que susurra como el viento en las ramas
cuando sus labios vuelcan su risa edulcorada?
¡No dejes de reírte sirena de agua dulce,
que el río necesita la boca que lo endulce,
que a la noche serena, opaca, casi inerte,
le hace falta tu mueca que, rauda, la despierte!
¿Qué haremos, sino ríes, los torpes que en la vida
paseamos nuestra angustia por todos nuestros días
a qué dios malherido cansado e indulgente
llevaremos la causa de nuestra pobre frente?
Ríete que la lluvia te pide que te rías
para que pronto entibies las gotas que tan frías
se deslizan enfermas -por los cristales rotos-
mendigas de esperanza. ¡Sonríeles un poco!
Dame la medicina de tus dientes de nieve
y el licor de tu boca -¡que afuera llueve y llueve!-,
que si esta noche el mundo se despluma a pedazos
yo pensaré en tu risa -me sentiré en tus brazos-
Si la luna se fuga, si se van las estrellas,
si la tierra se abre y los cielos destellan,
si la mar se evapora cuando nazca la aurora,
se marchitan las rosas al pasar de las horas,
no me dejes sediento al morir -sin tu risa-
hiéreme con tu boca, pégame con un brisa,
invádeme las sienes, apuñálame el pecho
-igual, de tanto amarte, ya lo tengo deshecho-
Siémbrame un horizonte de risas duraderas,
que pueda, en cada paso, yo ver la primavera
que me empape de formas, aromas y colores
y frutos de las ramas de vívidos sabores.
Pido risa de ovarios, de senos y de huesos
cual carnal travesura de arcángeles traviesos;
quiero risa de entraña, de pasión, de mirada,
de prisa, -¡a manotazo, a pura bocanada!-
Exijo tu sonrisa porque lo puede todo:
armarme un nuevo cielo, rescatarme del lodo,
resucitar la encina, florecer el cerezo,
reverdecer la grama, cosechar en exceso.
Si la ciudad dormida, y mustia, y casi vana,
agoniza algún día tras mi triste ventana,
y la gris esperanza de una dura congoja
se va desvaneciendo -cuando se caen las hojas-,
gatilla con tu lengua la inmensa carcajada
que le cambie su cause a lánguidas miradas,
que emane un aura nueva y en veredas perdidas
esparza la sal blanca de renovada vida.
Deja explotar los campos tan henchidos de trigo
y mis ojos de dicha. (Tu risa está conmigo,
me charla, me seduce, flota por las palmeras
baña de miel mi sombra -¡bendita colmenera!-)
Por tu risa: los astros, las lunas y las rosas,
el gusano de seda, las acacias frondosas,
los pistilos en celo, la tierra y el rocío,
quintaesencia de todo, y hasta el lamento mío.
Yo sé que cada cosa de lo mucho que existe
lleva en su alma la risa que alguna vez le diste,
y sé que la energía de todo el que se mueve.
Vive porque tus labios sólo así es que lo quieren.
Bendice mi tormenta con recuerdos jocosos,
morirme no es tan grave si recuerdo tus ojos
brillando como perlas cada vez que te ríes
-partir no será triste ya tengo quien me guíe-
Pues si me toca un día marcharme eternamente
muy poco en las valijas cargaré. Solamente,
de todo lo que habita nuestra tierra cansada,
me llevaré tu risa. Del resto: casi nada.

sábado, 22 de diciembre de 2007

nuestras cosas
del chat,En estas fechas tan señaladas, alegres para unos y tristes para otros, cerrad los ojos por un momento y pensad en el momento mas feliz de vuestra vida, eso es lo que os deseo de todo corazón, felices fiestas y venturoso 2008.

vuestro amigo siempre
Ramon.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Para ti, mujer trabajadora.

Es una cancion Argentina, la cual a mi, particularmente, me gusta mucho y creo que deberia estar aqui y se la dedico a todas ustedes.

Para ti, mujer abnegada, mujer trabajadora
Para ti mujer, va hoy esta flor y mi canción
Para ti, dulce, tenaz y sacrificada luchadora
Para ti, todo mi respeto y toda mi admiración
Los diarios nos mencionan a mujeres famosas
Nombres grabados a fuego y oro en la historia
Cantan loas a sus logros, a sus grandes cosas
Nos hablan de sus virtudes y de sus memorias
Pero yo quiero cantarte a ti, silenciosa luchadora
Que te levantas la primera, al atisbar los rayos del sol
Mujer de mil nombres, de mil caras, de mil horas
Compañera en la lucha y con tiempo aun para el amor
A ti, que día tras día vas al hospital, a la oficina
Al campo, a la fábrica, a la calle, al mundo a remar
A ti, que aunque llegas a casa extenuada, rendida
Todavía guardas una sonrisa y reservas para amar
Me viene este canto de lo más profundo de la vida
Acumulado estaba el homenaje a tan maravilloso ser
Muchos versos había escrito, pero a ti te lo debía
Madre, hermana, esposa, hija, compañera... mujer

(Letra y música: Julio César Pavanetti Gutiérrez)

Un beso.
Luis

miércoles, 19 de diciembre de 2007

martes, 18 de diciembre de 2007