reproductor

RADIOS MUSICALES PINCHA SOBRE EL NOMBRE DE TU EMISORA FAVORITA

Pagina Web

Semana Santa desde Sevilla

   

carmen

LA RESPONSABILIDAD SE LLAMA VIDA No tenía experiencia suficiente. Sabía, o creía que sabía, lo que era la vida. Y ahí estaba yo, tumbada, con el abdomen bien lubricado esperando que un aparato me acariciara suavemente para ponerme en contacto con la auténtica vida. No era un medium. Era un ecógrafo que, de pronto, me diría que aquello que sonaba como una manada de caballos desbocados era el corazón de mi hija Elena. Esa fue mi primera relación con la vida en su estadio más primitivo. Ahí mismo tomé mi primer compromiso eterno. Sólo podría establecer otro 4 años después. Así fue, nuevamente, en forma de una nueva manada de caballos desbocados, o sea, en forma de corazón de mi hijo Pablo. Fue mi segundo compromiso. Y llegó un tercero 8 años después con mi pequeña Almudena. En ese preciso instante en el que sabes que un corazón late dentro de ti y que después lo hará fuera y que también vivirá su cuerpo pegado a ti hasta que su cuerpo, su corazón y su cerebro encuentren su nuevo mundo, no sólo me comprometí con la vida, sino con darles la mejor ídem. Me comprometí a quererles siempre, a pesar de cualquier cosa, a cuidarles, alimentarles, educarles y a ser una especie de semáforo existencial, dispuesto a exhibir sus colores hasta que aprendieran a cruzar sólos. Me comprometí a darles todo mi cariño y a protegerles, sin por ello rodearles de un nido de algodones donde nunca pudieran hacerse daño. Me comprometí a que aprendieran siquiera un poquito lo que es el dolor, el apetito(no el hambre), la sed..., no fui nunca una mamá que llevaba la botellita de agua para trayectos de media hora.Les hice esperar. Y nunca se murieron de sed. No puse el aire acondicionado al primer golpe de calor, ni la calefacción al primero de frío. Jamás sufrieron grandes calores ni grandes fríos, pero aprendieron lo que era. Me comprometí a mimarles, a decirles cuánto les quería y darles el calor de mis abrazos. Pero jamás les mimé cuando me habían herido a mí o a otros, ni quité un punto de dolor a mi expresión cuando me hicieron daño a mí o a otros. Me comprometí a ayudar en sus tareas escolares,. Pero jamás las hice por ellos. Me comprometí a defenderles. Pero jamás lo hice( al menos delante de ellos) ante sus profesores...; siempre tendrán sus razones para un castigo, una regañina o una mala nota, que las hubo. Escribo esto porque hoy tuve una entrevista de tutoría complicada y porque me abruman las noticias continuas sobre la violencia en los colegios, la indefensión de los profesores y, en ciertos casos, de algunos niños. ¿No será que nos hemos acostumbrado a tenerlos demasiado entre algodones?¿Tal vez nos sorprenda la vida reclamando para los niños una disciplina que les hemos negado para convertir su existencia en feliz, sin consciencia de que quizás se les haga desgraciados? No seré yo quien dé recetas, pero yo misma me interpelo y reflexiono sobre el flaco favor que les estamos haciendo. Y de paso al resto. Esta meditación está escrita de tirón y en caliente, en otro momento quizás no lo escribiría, pero hoy, lo necesitaba. Gracias por permitirme desahogarme.

No hay comentarios: