Cartas a mis amigos

Uno también tiene su corazoncito y hoy pensaba en vosotros y me decidí a escribiros una carta, pensaba en todo lo bueno que me dais, en las horas magnificas que paso leyendo vuestras historias Esas que si no fuera por vuestro intermediación no había vivido nunca, que me ha enseñado tanto, a todos ustedes, quiero deciros que sois imprescindibles, que sois, el corazón y el alma mate de todo el chat, que quiebro mi ostracismo solo por ustedes, por ser el mundo en vivo para mi.

De alguno, conozco su voz, su mirada, sus abrazos, sus gestos, de otros tan sólo la voz, de unos cuantos, he visto su foto, de la mayoría conozco sus palabras. Y es, que aunque mucha gente no lo entienda, esto es todo un mundo. Una experiencia diferente y bajo mi punto de vista muy enriquecedora. A otros muchos…no los conozco. Sé que diariamente hay cantidad de gente que os asomáis por aquí sin dejar rastro. Cada uno tendrá sus motivos, y por ello, lo respeto.

Mis amigos, son una fiesta ambulante, una troupe que llevan la risa a través de las ondas por el espacio, día tras día.

Quisiera daros las gracias personalmente a cada uno de ustedes por tenerme como amigo, pero eso es materialmente imposible y aprovecho para hacerlo desde aquí.

Muchas gracias, Paco, por tus dobles personalidades, por hacernos reír, a mi amiga Pepi, que siempre se esta riendo como un cascabel , a mi amigo Chema , por ser como es, un magnifico especialista y mejor persona, a mi amiga Mari Carmen, por ser una amiga muy especial para mi, a mi tocayo, por poner algo de seriedad en este grupo (algo casi imposible), a mi hermano Ramón, que es un ser maravilloso, a mi amiga Luz, por estar siempre de buen humor y meter en cintura a mi amigo Paco, a mi amiga Liz, a mi amiga Carmen, a mi amigo Rober ...etc.

Cada día me enfrento con más miedo a esto. “¿Miedo?” os preguntaréis. Sí, miedo, mucho miedo. Vacilo, dudo, tiemblo, pienso. Necesito unos minutos para poner las ideas en orden, para relajarme y para, simplemente, dejarme llevar; dejar volar la imaginación y no pararla en ningún momento hasta que termine de decir todo lo que quiero decir. Luego aprieto el botón de “enter”. Prefiero no leer, así mejor. Lo que haya escrito, escrito está, al fin y al cabo nunca me parecerá lo bastante bueno para ustedes.

Gracias a todos mis amigos, a los que les he dicho, a los que he abrazado, a los que me han acompañado, a los que me escuchan y me conocen, y sobre todo, se que siempre estarán conmigo cuando los necesite. Gracias a todos, (me toca los huevos esa moda de duplicar los destinatarios por ser políticamente correcto) por si algún día me destinan a otro planeta y no me puedo despedir por las prisas.

Muchas gracias amigos/as
Luis.